La importancia de la prevención de lesiones en el parkour
Nueva entrada de nuestro colaborador, ¿quieres ver todas las que ha generado Adan Perez en #BePMF?
¿Cómo sería un entrenamiento de parkour?
Como en cualquier actividad física es importante crear una planificación bien estructurada, si realmente queremos desarrollar una actividad prolongada en el tiempo y lo más segura posible. Lejos de la impresión inicial del parkour como actividad física, no debería considerarse altamente lesiva, ya que a diferencia de otras muchas actividades o incluso deportes, el autoconocimiento del cuerpo es primordial. Esa responsabilidad recae en nosotros, los practicantes de dicha disciplina, que como en todas las demás debe tener una estructura dónde aparezca un calentamiento general y específico inicial, con los respectivos estiramientos de la musculatura entrenada al finalizar los entrenamientos.
¿Calentando y estirando en cada entrenamiento, puedo evitar cualquier tipo de lesión?
Sinceramente, aun llevando una correcta planificación no podemos asegurar tal hecho, pero está claro que podemos evitar en un porcentaje muy alto que esto ocurra. Por esa misma razón y he aquí el objeto del presente artículo voy a listar una serie de patrones que nos pueden ayudar a reducir la porfía con la que, en ocasiones, sufrimos lesiones.
En primera instancia, debemos conocer perfectamente nuestros límites para así encontrar un equilibrio entre lo que podemos hacer y lo que podemos llegar a hacer, ya que existe una línea muy estrecha entre aquello que nuestro cuerpo está entrenado para soportar con aquello que creemos que está preparado para tolerar. De esta manera, un buen hábito a seguir, sería el de incentivar con pequeños estímulos a nuestro cuerpo, para así conseguir una adaptación progresiva sin dañar nuestra integridad física.
¿Cuán importantes son los períodos de descanso?
Como en cualquier ámbito de nuestra vida la saturación de estímulos nunca nos beneficia, de ahí radica una de las peores actitudes que pueden aparecer en el parkour, el ego. No debemos entrenar más porqué queramos progresar más rápido o ser mejor qué; lo que nos tiene que impulsar a movernos es la motivación o la avidez de moverse, etc. Por lo que debemos escuchar a nuestro cuerpo a cualquier señal o indicio de fatiga y prolongar nuestro período de descanso cuando esto ocurra.
Por último, me gustaría hacer inciso en la importancia de la alimentación en la prevención de lesiones. Como he comentado con anterioridad unos buenos hábitos crean un entorno favorable en lo que a nuestra integridad se refiere, por lo que tener una noción de lo que comemos y entender como nos afecta es también muy importante.
Actualmente sigo lo que vulgarmente se llama la regla del 70/30, la cual hace referencia al PH del cuerpo, a lo que dicha regla destina un 70% de los alimentos ingeridos a los alcalinos y un 30% a los ácidos, para así encontrar un equilibrio más alcalino que favorecerá en la mayoría de procesos de nuestro cuerpo.
Según un estudio realizado por la doctora Susan Lanham-New en 2012, una dieta alcalina previene problemas inflamatorios, la artritis e interviene en gran medida en la mejora de nuestro estado de ánimo. Por lo que este hábito puede beneficiar a nuestro estado homeostático y consecuentemente a aquella integridad física que intervendrá en los entrenamientos que realicemos.
Beneficios como por ejemplo un aumento de la energía, una disminución de aquellos estados negativos como: la ansiedad, irritabilidad, estrés (que en ocasiones pueden ser causantes de lesiones); una prevención de patologías como osteoporosis, artritis y algunas dolencias óseas.
En definitiva, un buen hábito no debe reflejarnos una obligatoriedad a algo, sino que debemos fijarnos un objetivo a seguir con la seguridad que el proceso para conseguir dicha meta conllevará un beneficio considerable en nuestra integridad física.